Siete
Mil Millones de Aplausos a la Democracia Directa
Por: Profesor Moti Nissani (Wayne State University, Michigan,
USA)
Traducido por Carolina Herrán (Cuesta Blanca, Córdoba, Argentina)
***
La
felicidad está en la libertad, y la libertad en el coraje.
– Pericles de Atenas
Resumen: la democracia real (o directa) proporciona la manera menos defectuosa de gobernar países, organizaciones que trabajan por mejorar el mundo, e instituciones. En una democracia real, es el pueblo mismo quien hace todas las grandes decisiones políticas, legales, y judiciales. Para evaluar objetivamente la evidencia abrumadora a favor de la democracia real, tenemos que superar al menos tres barreras conceptuales. Algunos aspectos destacados del antiguo programa de la democracia ateniense demuestran que Atenas fue mucho mejor gobernada que cualquier "democracia" contemporánea. Dos recientes referendos y el sistema de gobierno de la Filarmónica de Berlín indican de un modo contundente que la democracia real es igual de eficaz en el mundo contemporáneo como lo había sido en la antigua Grecia.
<El Pnyx: "En
este lugar se reunía la Ekklesía (asamblea del
pueblo ateniense) desde el siglo VI a. C">
Estrategas revolucionarios deben
preguntarse ¿Cómo podemos estructurar mejor nuestro propio
movimiento? Y ¿A qué tipo de marco político debemos aspirar
una vez que releguemos el Complejo Banca-Militarista al
basurero de la historia? La respuesta a ambas preguntas es la
misma: democracia verdadera (o directa).
Democracia, para los griegos, quienes acuñaron la palabra,
significaba "poder del pueblo" o "gobierno del pueblo". Tal
vez el ejemplo mejor conocido de una verdadera democracia
altamente avanzada y altamente alfabetizada, sea Atenas y sus
democracias hermanas de la antigua Grecia. Allí, todas las
decisiones políticas, legales y judiciales significativas
fueron hechas directamente por el pueblo. La Atenas
democrática fue a la guerra sí, y sólo sí, la mayoría votó a
favor; un hombre fue exiliado o condenado a muerte, sí, y sólo
sí, sus conciudadanos lo decretaron.
EE.UU., Gran Bretaña, Francia –e incluso la mejor gobernada Islandia– pueden o no tener elecciones libres, pero no son democracias. De este modo, en los EE.UU., incluso cuando las elecciones no están amañadas, una vez en el poder, los ganadores desafían rutinariamente los sentimientos de los votantes. Así, por ejemplo, la mayoría de los estadounidenses no deseaban ir a la guerra en 1917, se oponían a la colonización y la pulverización de Irak, y nunca han estado a favor del programa permanente de su país de masacre y devaste medioambiental. Pero en una "democracia" al estilo americano, las preferencias de la mayoría son frecuentemente ignoradas.
<Juan
O’Gorman, Los Enemigos del Pueblo Mexicano>
Eduardo Galeano captura
de un modo fantástico la esencia de las democracias
contemporáneas:
“El otro día yo escuché a un cocinero que
reunió a las aves, a las gallinas, a los gansos, a los pavos,
a los faisanes, y a los patos. Yo escuché lo que el cocinero
les decía. El cocinero les preguntaba con qué salsa querían
ser comidas. Una de las aves -creo que era una humilde
gallina- dijo ‘nosotras no queremos ser comidas de ninguna
manera’, y el cocinero aclaró, ’eso está fuera de la
cuestión’. Me pareció interesante esa reunión, porque es una
metáfora del mundo; el
mundo está organizado de tal manera que tenemos el derecho de
elegir la salsa con la que seremos comidos”.
Las barreras conceptuales contra la democracia verdadera
Nuestra tarea no es simplemente
demostrar la superioridad de la democracia genuina frente a
todos los demás sistemas políticos conocidos, sino también
dejar de lado los prejuicios arraigados.
Barrera 1: Sistema de propaganda del nacimiento a la muerte. La
democracia genuina – junto con la compasión y la racionalidad
– plantea la mayor amenaza para los enemigos de la sociedad
abierta. No es de extrañar entonces que desde la infancia se
nos ha inculcado en su contra. Nos han mentido sin cesar sobre
las virtudes de la república romana, por una parte, y sobre
los horrores de la "ley de la calle" griega, por otra parte.
Barrera
2: La oposición de los intelectuales. A lo largo de los siglos,
egoístas y brillantes oligarcas se han reído de la verdadera
democracia. Un historiador de la Antigua Grecia, señalaba en
1900 que "pocas cosas son tan extrañas" como el espectáculo de
algunos intelectuales atenienses y pensadores de primer nivel
"desviando la atención fuera de su propio país libre para
mirar con admiración la constitución de Esparta”, donde no se
hubiese tolerado que un pensador libre siguiera abriese su
boca.
La falsificación del registro histórico en beneficio propio continúa
hasta este mismo día. Karl
Popper:
“La historia de la guerra del Peloponeso y de la caída de Atenas
está todavía relatada, bajo la influencia de la autoridad de Tucídides, de tal forma que la derrota
de Atenas se nos presenta como la prueba definitiva de la
peligrosa debilidad moral del sistema democrático. Pero este
punto de vista constituye una mera deformación tendenciosa, y
es otra cosa muy diversa lo que dicen los hechos conocidos. La
principal responsabilidad por la pérdida de la guerra
corresponde a los oligarcas traidores que conspiraban
continuamente con Esparta (…) A menudo se nos presenta la
caída de Atenas y la destrucción de las murallas como el
resultado final de la gran guerra iniciada en 431 a.C. Pero es
en esta versión de los hechos donde reside la principal
desfiguración, pues la verdad es que los demócratas siguieron
luchando. En un primer momento sólo setenta rebeldes
comenzaron a preparar, bajo el mando de Trasíbulo
y Anito, la liberación de Atenas, donde Critias
[el tío de Platón y el jefe de los oligarcas] asesinaba, entre
tanto, decenas y decenas de ciudadanos; durante los ocho meses
de su reinado de terror la mortandad fue «casi mayor que la
provocada por los Espartanos durante los diez años de Guerra.”
<Trasíbulo,
recibiendo una corona de oliva por su derrota frente a
los Tiranos >
“Pero después de ocho meses (en 403 a.C.), Critias
y la ciudadela espartana fueron atacados y
derrotados por los demócratas, que se establecieron
en el Pireo, y los dos tíos de
Platón perdieron la vida en la batalla. Sus secuaces
oligárquicos prosiguieron algún tiempo el reinado del terror
en la ciudad de Atenas, pero sus fuerzas fueron presa del
desorden y la disolución. No habiéndose mostrado capaces de
gobernar, finalmente fueron abandonados por sus protectores
espartanos, quienes celebraron un tratado con los demócratas.
La paz restableció la democracia en Atenas. Así, la democracia
como forma de gobierno demostraba poseer una fuerza superior
aún bajo las pruebas más severas, e incluso sus propios
enemigos comenzaron a considerarla invencible.”
Por otra parte, los escritos de los enemigos de la democracia han sido
deliberadamente preservados, mientras que los escritos de los
amigos y defensores de las democracias, desde Demócrito a
Thomas Paine, desde Mohandas
Gandhi al Subcomandante Marcos, han sido incinerados o
ignorados por los poderes que gobiernan. Por lo tanto, nos
quedamos con la impresión de que los pensadores más creativos
se han opuesto a la democracia genuina.
Barrera 3: La facción
gobernante de los Revolucionarios de América era
completamente anti-demócrata. Para los estadounidenses, todavía hay una barrera más conceptual para
la aceptación de la democracia genuina. Algunos padres
fundadores eran auténticos demócratas, pero la facción
ganadora, falsa e intencionadamente, equipara la democracia
con la ley de la calle
A los ciudadanos de los EE.UU. se les enseña a admirar a los fundadores
revolucionarios de su república. Sin embargo, los
estadounidenses a menudo no recuerdan cuán adversos algunos de
estos fundadores fueron a la Carta de Derechos; la forma en
que procedieron a traicionar a sus compatriotas mediante el
establecimiento del Primer Banco de los Estados Unidos
controlado por Rothschild; cómo brutalmente reprimieron
levantamientos populares; y cuán cerca llegaron, durante las
presidencias de Adams, Lincoln, Wilson, u Obama,
a establecer una dictadura. Estas traiciones han sido pasadas
por alto por el registro oficial, por lo que a los
estadounidenses les resulta difícil creer que estos hombres de
principios, valientes y brillantes, hayan elegido un sistema
político inferior para sus contemporáneos y descendientes.
Democracia ateniense
Algunas de las ventajas de la democracia genuina son inmediatamente
evidentes. A diferencia de las repúblicas occidentales
contemporáneas, en Atenas las promesas hechas a la gente no
podían romperse tan fácilmente, porque el pueblo estaba
siempre a cargo. Los atenienses influyentes (especialmente los
oligarcas) eran tan sobornables como sus contrapartes
occidentales contemporáneos. Pero en un sistema donde el poder
real, en todo momento, residía en la ciudadanía, el daño era
más limitado. El sistema de información en Atenas nunca fue
tomado por los oligarcas. Los atenienses respiraban un aire
más limpio, bebían agua libre de químicos, y araban suelos
saludables para su sustento; sus escuelas eran privadas (no
estatales), y practicaban actividad física a diario; estaban,
así, mental y físicamente, en mejor forma que los
estadounidenses contemporáneos. Por lo tanto, en Atenas, los
seres humanos estuvieron más cerca de su potencial
intelectual, artístico y cívico. En una democracia genuina
como en Atenas, las organizaciones disidentes no podían ser
fácilmente cooptadas, las elecciones y los juicios no podían
ser amañados tan sencillamente, y los asesinatos por motivos
políticos eran raros. En general, el sistema ateniense sirve
al interés público mucho mejor que la oligarquía
estadounidense.
Los antiguos griegos reconocieron la relación entre la democracia
genuina y la grandeza. El historiador Heródoto, quien no era
ateniense, percibe claramente
la conexión causal entre la libertad y la excelencia:
"Así
los atenienses aumentaron en fuerza. Y está clarísimo, no sólo
con este ejemplo, sino con muchas otras realidades, que la
libertad es una cosa excelente. Porque, incluso si los
atenienses mientras continuaban bajo el dominio de los tiranos
no eran un ápice más valientes que ninguno de sus vecinos, en
el momento en que sacudieron el yugo, llegaron decididamente a
serlo. Estas cosas demuestran que mientras experimentaban la
opresión se dejaban golpear, ya que entonces trabajaban para
un amo; pero tan pronto consiguieron su libertad, cada
hombre estaba ansioso por hacer lo mejor a su alcance por sí
mismo. Así pasaron las cosas ahora con los atenienses”.
Pericles, un ateniense influyente antes y durante parte de la Guerra
del Peloponeso, lo dijo de
este modo:
<Pericles
de Atena, 495 (?)-429 a.C>
“Nuestro
sistema político no compite con instituciones que tienen
vigencia en otros lugares. Nosotros no copiamos a nuestros
vecinos, sino que tratamos de ser un ejemplo. Nuestra
administración favorece a la mayoría y no a la minoría: es por
eso por lo que la llamamos democracia. Nuestras leyes ofrecen
una justicia equitativa a todos los hombres por igual, en sus
querellas privadas. Pero esto no significa que sean pasados
por alto los derechos del mérito. Cuando un ciudadano se
distingue por su valía, entonces se lo prefiere para las
tareas públicas, no a manera de privilegio, sino de
reconocimiento de sus virtudes, y en ningún caso constituye
obstáculo la pobreza (…) La libertad de que gozamos
abarca también la vida corriente; no recelamos los unos de los
otros, y no nos entrometemos en los actos de nuestros vecinos,
dejándolos que sigan su propia senda (...) Pero esta libertad
no significa que quedemos al margen de las leyes. A todos se
nos ha enseñado a respetar a los magistrados y a las leyes y a
no olvidar nunca que debemos proteger a los débiles. Y también
se nos enseña a observar aquellas leyes no escritas cuya
sanción sólo reside en el sentimiento universal de lo que es
justo (...)”
“Nuestra
ciudad tiene las puertas abiertas al mundo; jamás expulsamos a
un extranjero (...) Somos libres de vivir a nuestro
antojo y, no obstante, siempre estamos dispuestos a enfrentar
cualquier peligro (...) Amamos la belleza sin dejarnos llevar
por las fantasías, y si bien tratamos de perfeccionar nuestro
intelecto, esto no debilita nuestra voluntad (...) Admitir la
propia pobreza no tiene entre nosotros nada de vergonzoso; lo
que sí consideramos vergonzoso es no hacer ningún esfuerzo por
evitarla. El ciudadano ateniense no descuida los negocios
públicos por atender sus asuntos privados (...) No
consideramos inofensivos, sino inútiles, a aquellos que no se
interesan por el Estado; y si bien sólo unos pocos pueden dar
origen a una política, todos nosotros somos capaces de
juzgarla. No consideramos la discusión como un obstáculo
colocado en el camino de la acción política, sino como un
preliminar indispensable para actuar prudentemente (...)
Creemos que la felicidad es el fruto de la libertad y la
libertad, el del valor, y no nos amedrentamos ante el peligro
de la guerra (…) Resumiendo: sostengo que Atenas es la Escuela
de Grecia y que todo individuo ateniense alcanza en su madurez
una feliz versatilidad, una excelente disposición para las
emergencias y una gran confianza en sí mismo.”
A diferencia de Estados Unidos, que siempre ha fomentado los gobiernos
oligárquicos en su imperio, los atenienses fomentaron
democracias genuinas en el suyo.
Legisladores atenienses entendían las debilidades humanas, y sabían por
experiencia amarga cómo el soborno podía socavar la justicia.
Obviamente, es más fácil sobornar y deformar la pasión por la
justicia en un juez que un jurado, y por lo tanto, todos los
juicios involucraban un jurado únicamente de conciudadano. El pueblo, y no expertos asalariados, era considerado más calificado
para decidir en casos judiciales. No había ningún juez
diciéndole a la gente que su deber era servir una ley
abstracta (y no simplemente la justicia). Tampoco había un
sistema de apelación que involucrara la decisión únicamente de
un juez, que a menudo, en América, anula el veredicto del
pueblo. El fallo terminante, inevitablemente, quedaba en manos
de los propios conciudadanos del acusado.
Pero los jurados atenienses eran definitivamente corruptibles también.
Para minimizar ese problema, los miembros del jurado en casos
importantes eran seleccionados al azar de todo el cuerpo de
ciudadanos, siendo 500 o más (aproximadamente 2,5% del número
total de ciudadanos). A menudo el número de casos era
demasiado pesado, y entonces la cantidad de miembros del
jurado para cada juicio en particular se reducía a 50. Ahora
bien, un hombre rico podría haber tratado de sobornar a los
cincuenta, entonces el ordenamiento jurídico ponía una
salvaguardia contra esa eventualidad: la decisión de que 50 de
los 500 miembros del jurado se asignarían a cada caso por
sorteo justo antes del comienzo del juicio.
Los atenienses sabían que no se podía confiar en los trepadores
buscadores de poder, por lo que llenaron muchas oficinas
públicas importantes por sorteo. Además, la mayoría de los
titulares de cargos mantuvieron sus posiciones por períodos
muy cortos. De esta manera, Atenas evitaba, en cierta medida,
un problema clave en todos los demás sistemas políticos
existentes: el ascenso de los psicópatas.
Los atenienses no otorgaron recortes impositivos a sus ciudadanos
ricos, evitando así una creciente desigual distribución de la
riqueza. Respetaban la propiedad privada y la riqueza, pero
contaban con que su clase ociosa haría mejores contribuciones
al bien común patrocinando festivales musicales o dramas (otra
palabra griega), por ejemplo. Cuando la mayoría decidió ir a
la guerra, los ricos también tenían que arriesgar sus vidas.
Más aún, en tiempos de guerra, se espera que cada hombre rico
contribuyera con un barco a la marina de la ciudad. De aquí es
que proviene nuestra palabra liturgia
(servicio público; literalmente, un edificio público).
El declive contemporáneo de repúblicas como EE.UU. o Italia se puede
explicar en parte por su sistema bancario y de creación de
dinero. En estas repúblicas, los banqueros responsables de la
creación de dinero tratan de mantener la impresión de que los
bancos centrales, privados y con fines de lucro, están bajo la
órbita del control público. Lo atestiguan por ejemplo los
nombres que eligen para sus principales instituciones: Banco
de Pagos Internacionales, Banco Mundial, Fondo Monetario
Internacional, Reserva Federal, Banco de Inglaterra, Primer
Banco de los Estados Unidos. En realidad, estas instituciones
están controladas por unas pocas familias de banqueros. Los
políticos, los medios de comunicación, los economistas
comprados, simulan que estas instituciones de control privado
sirven al interés público, pero lo que realmente sucede es lo
contrario: el único objetivo de estas instituciones es
enriquecer aún más el poder y la autonomía de sus dueños, lo
que sólo puede lograrse empobreciendo y esclavizando a la gran
mayoría. Estas instituciones no sirven a una nación; son
parásitos de ella. De manera constante, impiadosa y sin cesar,
devoran a su anfitrión. Son peores que la peste negra, porque
nunca desaparecen. Ellos son, con mucho, el enemigo público
número uno. Esto, junto con el sistema de reserva fraccional
fraudulenta, permite la concentración de la riqueza y el poder
político en manos de los pulpos bancarios y sus numerosos
tentáculos; militares, academias, drogas, escuadrones de la
muerte, industria, salud, minería y agricultura. También
permite manipulaciones destructivas y deliberadas de la oferta
de dinero, y el auge y caída de los ciclos económicos
devastadores que enriquecen más y empoderan a unas pocas
familias de banqueros, mientras esclavizan al público en
general. Tendré más que decir sobre esta plaga bancaria en
otro lugar, pero por el momento permítanme decir esto: si me
viera obligado a elegir entre la regla actual de los
banqueros, por un lado, o el imperio de la mafia, por el otro,
yo elegiría la mafia, cualquier día y a cualquier hora.
Los atenienses, por el contrario, no tenían esa quinta columna
parasitaria en medio de ellos. Tenían acceso a suficiente
plata en su propio territorio nacional, y el estado (no los
intereses privados) emitía la moneda nacional de plata o
cobre. El estado no acumulaba deuda como una cuestión de
rutina, no sufría los estragos de la creación de dinero de
reserva fraccional (donde
la concesión de crédito es en sí mismo un acto de creación de
dinero), ni planeaba auges y caídas económicas. Así, los atenienses se
evitaron los horrores de un sistema económico y político
dominado por banqueros.
Otra característica
sobresaliente de la democracia ateniense involucra el ostracismo (una palabra suya). Los demócratas atenienses sabían muy
bien que sus peores enemigos eran los oligarcas dentro de sus
propias paredes. En raras ocasiones, estos traidores fueron
llevados a juicio y ejecutados. Pero los atenienses trataban
de vivir de acuerdo con su ideal de moderación. Las personas
que eran consideradas una amenaza para la democracia, eran
seleccionadas por un voto anónimo de la asamblea y obligadas a
abandonar la ciudad por diez años. Conservaban su ciudadanía y
posesiones, pero eran forzadas a permanecer en el exilio. Por
ley, sólo una persona podría ser condenada al ostracismo en un
año determinado. Como un hecho histórico sobresaliente, sin
embargo, el ostracismo fue rara vez aplicado.
La notable madurez política, la compasión y la tolerancia de un pueblo
libre, tal vez pueden ser mejor capturados a través de dos
ejemplos históricos específicos.
El primero consiste en la reconciliación de la posguerra. Un estudioso
del derecho contemporáneo sostiene que el primer ejemplo
documentado de una
"política
de justicia de transición autoconsciente, es proporcionado por
la respuesta de los atenienses clásicos a las atrocidades
cometidas durante el reinado de los Treinta Tiranos (…) Los
atenienses equilibraron cuidadosamente el castigo y el perdón
(…) el recuerdo y el olvido”.
Otro historiador
comenta sobre el mismo suceso histórico:
"En 404 a.C. la guerra del Peloponeso finalmente
llegó a su fin, cuando los atenienses, muertos de hambre en la
sumisión, se vieron obligados a aceptar los términos de la
rendición de Esparta. Poco después, un grupo de treinta
conspiradores, con el apoyo de Esparta ("los Treinta"),
derrocó la democracia y estableció una estrecha oligarquía.
Aunque los oligarcas estuvieron en el poder durante sólo trece
meses, mataron a más del 5 por ciento de la ciudadanía y
aterrorizaron a los demás mediante la confiscación de la
propiedad de algunos y el destierro de muchos otros. A pesar
de esta brutalidad, los miembros del movimiento de resistencia
democrática que recuperaron el control de Atenas llegaron a un
acuerdo con los oligarcas y establecieron una amnistía que
protegía a los colaboradores de las acusaciones por todos los
crímenes cometidos, exceptuando los más severos”.
¿Suena este acto excepcional de amnistía (otra palabra de origen
griego) y perdón a ley de la calle?
Otro ejemplo conmovedor de la grandeza de Atenas, de la compasión en
medio de una lucha por la supervivencia nacional y personal,
es relatado por Tucídides:
"Inmediatamente
después de la invasión de los peloponesios, toda Lesbos [una
isla griega], salvo Metimna, se
rebeló contra los atenienses (…) Sin embargo, los atenienses,
afectados por la peste y por la guerra que había hecho
estragos, pensaron que era demasiado agregar Lesbos con su
flota y recursos intactos a la lista de sus enemigos; y en un
principio no creyeron en la embestida, dando demasiado peso a
su deseo de que tal vez no sea cierta. Pero cuando una misión
enviada fracasó en la persuasión a los mitileneos
[los habitantes de Miteline, la
principal ciudad de la isla de Lesbos], los atenienses se
alarmaron y decidieron dar el primer golpe. Después de un
prolongado asedio, los atenienses se impusieron. Al principio,
la asamblea envió un trirreme con el fin de ejecutar a todos
los hombres de la isla rebelde, y esclavizar a las mujeres y
los niños. Al día siguiente volvió a convocar la asamblea, y
se votó para revocar la primera votación, y salvar así la vida
de la mayoría de los habitantes de Lesbos. Inmediatamente
enviaron otra galera ligera a Mitilene, sospechando que, si no
iba con premura para adelantar a la que había partido la noche
antes, hallaría la ciudad destruida. Los embajadores Mitilenios
proveyeron al buque de vino y tortas de cebada, y prometieron
grandes dones a los marineros si llegaban antes que la
primera; lo que provocó que los hombres fuesen tan diligentes
en el viaje que tomaron sus comidas de tortas de cebada
amasadas con aceite mojadas en el vino mientras remaban, y
sólo durmieron por turnos mientras los demás estaban en el
remo. Por suerte, no se toparon con ningún viento en contra, y
el primer barco no hizo ningún apuro, mientras que el segundo
siguió adelante en la forma descrita, de modo que el primero
llegó muy poco delante de ellos. Paquete [el general ateneo]
apenas tuvo tiempo para leer el decreto y prepararse para
ejecutar la sentencia, cuando el segundo llegó a puerto y
evitó la masacre. Así se libró la ciudad de Mitilene del
peligro en que estaba".
Pregúntese a sí mismo: ¿Se comportaron de este modo al
menos una vez la
república Romana o la república Americana? Y si no, ¿no es
hora de que reclamemos que nuestro propio sistema político sea
capaz de semejante sabiduría y compasión en tiempos de guerra?
Otros
rasgos claves de la democracia ateniense fueron:
• La casi completa autosuficiencia económica de la familia promedio
• Un verdadero sistema de empresas libres (en gran medida ausente en
las sociedades modernas llamadas capitalistas)
• Una visión del mundo menos materialista
• Un pequeño estado
• Una carga impositiva mínima en tiempos de paz
• La participación de la mayoría en los asuntos cívicos
Con certeza, Atenas no era una utopía. La esclavitud era generalizada y
ni las mujeres ni los extranjeros disfrutaron de los plenos
derechos de un ciudadano. El Imperio ateniense a menudo
explotaba y controlaba despóticamente a los miembros de la
confederación, a veces brutal e incluso cínicamente,
reprimiendo así las deserciones. Los ciudadanos influyentes
eran eminentemente sobornables, y a menudo traicionaban su
ciudad. Los atenienses parecían incapaces de concebir una
verdadera unión, en igualdad de condiciones, con democracias
hermanas, y eran por lo tanto, al final, esclavizados por la
dictadura de Macedonia. Pero Atenas, creo, todavía proporciona
un punto de partida para una sociedad libre, racional y
compasiva. Por supuesto, hay muchos otros modelos similares,
por ejemplo la notable Confederación Iroquesa. Podemos copiar
los marcos básicos de este tipo de democracias genuinas,
evitando al mismo tiempo sus principales debilidades.
Tres ejemplos modernos
de democracia genuina en acción
En algunas repúblicas contemporáneas, en raras ocasiones, se le permite
al pueblo decidir sobre un asunto directamente (a través de un
referéndum). En tales estallidos democráticos poco comunes, no
sólo no suceden fraudes masivos, sino que los ciudadanos a
menudo votan sabiamente. He aquí dos ejemplos.
El Pueblo Italiano vs.
La Energía Nuclear
Se nos ha advertido sobre la amenaza de la energía atómica desde el
comienzo de la era nuclear. Muchos años después, en 1977, por
ejemplo, Ralph Nader y John Abbot
escribieron:
"¿Qué tecnología ha
tenido el potencial de destrucción masiva tanto accidental
como intencional (...) de la extinción de nuestras ciudades y
la contaminación de los estados después de un accidente, un
desastre natural, o un sabotaje? ¿Qué tecnología ha sido tan
innecesaria, tan evitable con sencilla frugalidad, o con el
desarrollo de fuentes renovables de energía? ".
Cuando la decisión se deja a los psicópatas, ellos por supuesto eligen
las ganancias y el empoderamiento a corto plazo, a pesar de
que una planta de energía nuclear ¡puede consumir más energía
de la que puede producir! Después de ellos, se podría pensar,
el diluvio. Pero cuando al pueblo se le permite decidir, a
menudo toma la decisión correcta, a pesar de la avalancha de
propaganda de los banqueros:
"Italia
es una zona libre de energía nuclear desde el referéndum de de
noviembre de 1987. Después de la victoria de los partidos de
centro-derecha en las elecciones de 2008, el ministro de
Industria de Italia anunció que el gobierno preveía el inicio
de la construcción de la primera planta de propulsión nuclear
italiana en 2013. El proyecto anunciado fue detenido en marzo
de 2011, después del terremoto de Japón, y desechado después
del referéndum del 12-13 de junio de 2011. "
El pueblo islandés vs. Los banqueros internacionales
La crisis económica mundial está ahora en su
cuarto año, y a pesar del sistema de propaganda, la situación
es cada vez peor. El desempleo real se acerca a los niveles de
la gran depresión, mientras que la clase media está perdiendo
terreno constantemente. Dada la creciente miseria del pueblo
estadounidense, uno podría pensar que EE.UU. detendría sus
costosas guerras de agresión. Sin embargo, Estados Unidos está
gastando ahora aún más en matar inocentes en el extranjero.
Uno también podría pensar que EE.UU. desmantelaría su
extremadamente costoso aparato de estado policial, pero los
banqueros y sus títeres están gastando de hecho más dinero en
subyugar y humillar al pueblo estadounidense. Uno podría
pensar que en estos tiempos difíciles, una mayor igualdad de
ingresos se intentó, pero, efectivamente, la brecha entre
ricos y pobres ha crecido a pasos agigantados entre 2008 y
2012. Uno podría creer que la mafia DC permitiría la quiebra
de los bancos internacionales que causaron la crisis, para
empezar, y que, por otra parte, de acuerdo con su ideología
autoproclamada capitalista (sin mencionar cristiana), diría
que ellos son demasiado grandes para existir. Pero todo lo
contrario está ocurriendo: para evitar la merecida quiebra de
estos bancos, nuestros políticos (es decir, los grandes
banqueros mismos o sus peones) han robado trillones al pueblo
estadounidense. En consecuencia, los tiempos difíciles
económicos seguirán sin disminuir, o aún más, empeorarán por
años y años.
<El
Ex Presidente Ólafur Ragnar Grímsson>
A partir de junio de 2012, sólo ha habido una excepción a esta triste
historia de robo colosal: Islandia. Allí, gracias a un presidente
extraordinariamente valiente y decente, al pueblo se le
permitió decidir su destino, en dos ocasiones, a pesar de la
enérgica oposición de los banqueros internacionales. "Estos
fueron los bancos privados", dijo el presidente de Islandia,
“y nosotros no les suministramos dinero a fin de mantenerlos
en movimiento; el estado no asumió la responsabilidad ante el
fracaso de los bancos privados”. La gente votó y, en
consecuencia, Islandia está ahora en una mucha mejor forma
económica que países como Grecia, España, o los EE.UU. En
Islandia, además, algunos banqueros terminaron de hecho
pagando por sus crímenes, y a raíz de la crisis, el país se ha
movido en una dirección más democrática. El pueblo de Islandia
"Tomó
un camino diferente al de los Estados Unidos después de su
crisis financiera y nacionalizó los bancos, expulsó a la
cárcel a algunos de los responsables de la caída, y rescató a
los propietarios en lugar de preocuparse solamente de salvar a
los bancos. Y ahora están regresando y su economía está
creciendo de nuevo".
Incluso la prensa
corporativa, en las raras ocasiones en las que cubre la
historia de Islandia, subraya el fabuloso potencial de la
democracia genuina:
"Islandeses
que arrojaron piedras al parlamento en 2009 exigiendo a sus
líderes y banqueros una respuesta ante el colapso económico y
financiero del país, están ahora cosechando los beneficios de
su ira. Desde finales de 2008, los bancos de la isla han
perdonado préstamos equivalentes a 13 por ciento del producto
interno bruto, aliviando la carga de la deuda a más de un
cuarto de la población (...) Los pasos dados por la isla para
resucitar después 2008, cuando sus bancos habían incumplido
los pagos de $85 mil millones de dólares, están resultando
eficaces. La economía de Islandia este año superará la zona
del euro y el mundo desarrollado en promedio (...) Hogares de
la isla fueron ayudados por un acuerdo entre el gobierno y los
bancos, que todavía están en parte controlados por el Estado,
a perdonar la deuda superior a 110 por ciento del valor de las
viviendas. Además de eso, una sentencia del Tribunal Supremo
en junio de 2010 resolvió ilegales los préstamos indexados a
monedas extranjeras, es decir, las familias ya no tienen que
cubrir las pérdidas de la corona (...) La economía islandesa,
valuada en 13 mil millones, que se contrajo un 6,7 por ciento
en 2009, creció un 2,9 por ciento el año pasado y se expandirá
2,4 por ciento este año (2012) y el próximo (...) La zona del
euro crecerá un 0,2 por ciento este año y el área de la OCDE
se expandirá un 1,6 por ciento, según estimaciones de
noviembre (...) El enfoque de Islandia para hacer frente a la
crisis ha puesto a las necesidades de su población por delante
de los mercados en todo momento. Una vez que se hizo evidente,
en octubre de 2008, que los bancos de la isla se encontraban
sin posibilidad de salvarse, el gobierno intervino, protegió
las cuentas domésticas y dejó a los acreedores internacionales
tambaleando. El banco central impuso controles de capital para
detener la liquidación de la corona y fueron creados nuevos
bancos controlados por el Estado, a partir de los restos de
los prestamistas que habían fallado. El fiscal de Islandia
involucrado en la cuestión ha dicho que podría acusar a un
máximo de 90 personas, mientras que más de 200, incluyendo a
los ex presidentes ejecutivos de los tres bancos más grandes,
se enfrentarían a cargos criminales (...) Esto comparado con
los EE.UU., donde ningún ejecutivo de los bancos principales
se ha enfrentado a un proceso penal por su papel en la crisis
del colapso de las hipotecas".
La Filarmónica de
Berlín
Mi principal objetivo al escribir este artículo, es contribuir al sueño
idealista de ayudar, en pequeña medida, a salvar nuestra
especie de su más probable destino; guerras perpetuas,
crecientes desigualdades económicas, totalitarismo y, dentro
de un par de siglos — a lo sumo — la extinción. Este futuro grave puede vincularse de manera directa a
la escandalosamente mala gestión política de la humanidad y la
biósfera; por lo tanto, este artículo se centró en la
democracia directa como el principio organizador de todas las
futuras organizaciones políticas. Debo dejar claro, sin
embargo, que la democracia directa es, en mi opinión, la mejor
manera de organizar todos y cada colectivo humano, incluyendo
asociaciones tales como fábricas, equipos de fútbol, ejércitos
(hasta su abolición), y agrupaciones de arte.
<Algunos músicos de la Berliner Philharmoniker>
Un ejemplo exitoso de la democracia genuina fuera de terreno político
es la Filarmónica de Berlín, una de los principales orquestas
del mundo (véase, por ejemplo, el documental de Thomas Grube, Viaje
a Asia).
Echemos un vistazo a lo que un comentarista
tiene que decir acerca de la "banda más genial en el mundo:"
"Cuando
la Filarmónica de Berlín fue creada en 1882, sus cincuenta y
dos músicos decidieron hacer negocios de manera diferente.
Ellos querían un sistema democrático en el que no sólo
participaran los músicos como tales, sino que tengan además
otras facultades (...) Se trata de músicos que gestionan ellos
mismos desde la programación de conciertos, hasta arreglos de
viaje, o manejo de asuntos personales delicados (...) el
proceso de audición es totalmente incluyente. Todos los
miembros de la orquesta participan formando un público para
hacer una audición
de los
candidatos en el escenario de la Philarmonie
[la sala de la orquesta]. Hay 128 votos, y el Director
Titular, como todos los demás, tiene sólo uno. Las pruebas de
audición incluyen comprensión, cualidades del sonido y
expresión estilística. La técnica es un hecho más, pero nunca
utilizado como criterio principal o único. Uno de los músicos
me contó que él y sus colegas estaban buscando que ‘sus almas’
sean tocadas por la música que tocaban (...) El salario base es € 90.000 bruto para todos los
músicos de la filarmónica. Los directores reciben un 15%
extra. No hay ninguna negociación individual de los contratos
personales como en los EE.UU. La transparencia y la equidad se
consideran esenciales para la solidaridad (...) Además de
tocar en la Orquesta, se espera que cada músico para ser
solista, además de realizar música de cámara, contribuya a la
visión general de la Orquesta (...) Los berlineses adoptan una
visión amplia de sus responsabilidades como músicos. Además de
la serie de conciertos establecidos en la Filarmónica, los
músicos están involucrados en el trabajo comunitario que se
destaca por la profundidad de su compromiso y la
interactividad. El trabajo de los músicos llega a muchas
personas, desde niños de jardín hasta presos, desde maestros
hasta aprendices permanentes. No hay obligación contractual
para los músicos que desempeñan este trabajo. Se les paga sin
gastos adicionales, excepto los gastos de viaje. Lo hacen
porque entienden el poder transformador inherente de la música
y quieren compartirlo con el público que no ha tenido ocasión
de experimentarlo”.
"La
última vez que vi a la filarmónica de Berlín, pensé que era la
mejor orquesta que había oído jamás en mi vida. Y lo pensé
también las veces anteriores que la vi. Las actuaciones tenían
tal energía, tal compromiso, tal movimiento (…) de hecho, los
músicos se movían físicamente con la música. Incluso su sola
presencia en el escenario hablaba de un nivel diferente de la
comunicación y el compromiso. Valoré mucho la tradición al
final del concierto de darles la mano y agradecer a cada uno
de los músicos (...) Este modelo no parte de la visión de
ningún líder, sino que viene de un colectivo de músicos que
están facultados para ser creativos con nuevas ideas, nuevas
direcciones y nuevos retos”
Palabras de despedida
No es casualidad que, cuando se le dio la opción, el pueblo italiano
rechazó la energía nuclear, a pesar de la falsa y masiva
publicidad de los prestamistas. No es casualidad que, a partir
de junio de 2012, el único país con alguna posibilidad de
escapar de la servidumbre, Islandia, fue capaz de hacerlo a
través de un referéndum, a pesar de la masiva y falsa
publicidad de los prestamistas. No es casualidad que la
Filarmónica de Berlín es, quizás, la orquesta más destacada
del mundo. Lo que funcionó tan bien para los atenienses
antiguos, para la Confederación Iroqués, y para la mayoría de
nuestros ancestros cazadores-recolectores, puede funcionar,
evidentemente, igual de bien para cualquier país u
organización que elija darle una oportunidad a la democracia
verdadera.
La demostrable superioridad de la democracia directa frente a todos los demás sistemas políticos nos dice que, cuando se les da la oportunidad, la mayoría de nosotros somos fundamentalmente decentes y racionales. Debemos hacer todo lo posible para darnos esa oportunidad.